lunes, 23 de julio de 2007

Tengo un sueño


Tengo un sueño y una esperanza: Un día despertaré en otro lugar, en otra ciudad, en otro tiempo, con un enorme sol de primavera colándose por la ventana de la habitación e iluminando un cuerpo desnudo junto al mío. Una sonrisa se dibujará en mi rostro y me acordaré del día que escribí esto. Incluso puede que me permita la licencia de que una lágrima se me descuelgue de los ojos. Entonces besaré a esa persona en la frente, con suma sutileza, sin despertarla, tan sólo provocando un giro inesperado en la trama de su sueño y me volveré a dormir. O quizás coja mi viejo Fender Jazz Bass color púrpura con su voz rasgada en mil y una batallas y lo colgaré a mi espalda. Cerraré la puerta de la casa con sumo cuidado para no despertarla. Saldré a la calle y el sol me deslumbrará y me inundará calándome hasta las entrañas. Sentiré el calor de la vida de nuevo, teniendo que echar mano de esas ray-ban de los setenta que pertenecieron a mi padre y que tanto me gustan. Seré testigo de nuevo del alboroto de una ciudad que despierta a través de ese prisma verdoso. Caminaré sin prisa por la calle hasta esa cafetería céntrica que tanto me gustará. Desayunaré y encenderé un pitillo de esa marca que jamás pensé que fumaría, y mientras el humo escapa de mis pulmones sabré que todo ha merecido la pena: enalteceré la categoría del riesgo. Estaré a salvo. Habré recobrado el swing, la cadencia, la parte dulce de todo blues. Cogeré una servilleta y escribiré: "Lo has conseguido".

Sonreiré y lloraré a la vez.